domingo, 28 de noviembre de 2010

A cantar villancicos

Llegó el invierno a Budapest. Y con él dos clásicos: la nieve y el mercado navideño de Budapest. En pleno centro, en la plaza Vörösmarty, es hoy uno de los más populares de Europa. ¿Qué se puede hacer? Bueno, a juzgar por el orden de prioridades de la gente, podríamos decir lo siguiente.
1. Tomar vino caliente, claro. Lo venden en una taza especial navideña.
2. Comer, comer y comer. De todo. Para los amantes de lo dulce es EL lugar para probar Kürtőskalács. También hay muchos platos super calóricos para hacerle frente a las temperaturas bajo cero, como Töki Pompos o salchichas.
3. Comprar productos artesanales. Juguetes, bolsos, aros, gorros, etc.
4. Ver algún espectáculo en el escenario al aire libre.

Si necesitan más, hay otros mercados más pequeños en la capital del Danubio, en las plazas Jokai y Liszt Ferenc. A cantar villancicos entonces! ;)


domingo, 14 de noviembre de 2010

Una tarde en Szentendre

Una de las cosas que más me gustan de Szentendre es que, pese a que está muy cerca de la ciudad, te permite sentirte por un ratito como si estuvieras de viaje. En esas calles empedradas la gente camina a otro ritmo. A sólo unos 30 o 40 minutos (en auto o en el tren de cercanías) es un paseo ideal para escaparse de la rutina una mañana o una tarde. A orillas del Danubio, esta pequeña ciudad brinda una gran oferta cultural con museos, galerías de arte contemporáneas y ateliers de artistas.
Reconozco que las calles del centro están demasiado orientadas al turismo: miles de productos típicos para vender a precios no muy accesibles (para ello es mejor el Mercado Central). Pero el secreto está en evitar estas tiendas y perderse por estrechas callecitas, sacar fotos a varias de sus Iglesias y a los edificios barrocos o sentarse a hacer un picnic a orillas del Río.

Como nadie es mejor que un local, les paso algunos recomendados de Szandra, mi adorable alumna de conversación de español:

-El Museo etnográfico al aire libre. Vale la pena chequear la agenda porque suele haber muchos eventos para niños y para adultos.

- Művészetmalom (Arte Molino), es un nuevo centro cultural de Szentendre. Ideal para ver una obra de teatro en verano o recorrer alguna interesante exhibición.

-La galería Erdész (que en español significa guardabosque) que, además de las diferentes exhibiciones de arte, ofrece una tienda para comprar joyas de diseños exclusivos, bolsos y accesorios (aunque no aptos para todos los bolsillos).

-Szamár hegy, una colina elegida por distintos artistas para vivir y tener su atelier. Allí además pueden tomar un té (son muy buenos y vienen en teteras individuales o para compartir) o una cerveza en Dalmát.


Cómo llegar: Hay muchas formas: en coche, en tren o hasta en barco. Acá las opciones. Para los más deportistas hay un circuito de bicisendas desde Budapest.

martes, 2 de noviembre de 2010

Aprendiendo húngaro, parte III


"Egy kicsit beszélek magyarul", es mi nueva frase de cabecera que reemplazó al "Nem beszélek magyarul". Basicamente pasamos de decir "no hablo", a decir "hablo un poquito". Optimista lo mío. Todo arrancó a fines de febrero y podemos decir que soy lo que se llama una alumna perseverante. Ya vamos por el tercer curso y soy la única que sobrevivió a los tres seguidos y no dejó por el camino.
Admito que estudiar este idioma es una experiencia difícil y frustrante. No es como otros que enseguida le agarrás la mano y empezás a hablar y comunicarte, sin importar los errores. No señores, acá la cosa es distinta. Puede ser que uno tome coraje, piense la frase cientos de veces en su cabeza, combine todas las reglas de gramática, sume sufijos y prefijos y se lance con toda la confianza a decirle algo a un húngaro. Les juro que la cara de "¿qué estás diciendo?" amilana al más valiente. Claro, acá la pronunciación es clave. ¿Te confundiste una "e" con una "é"? ¿No pusiste bien la boca al decir la maldita "ü"? Ya fue, no te entienden.
Pero no todo es dificultad. Vamos a contar las cosas buenas también (sobre todo para las muchas personas que se contactaron conmigo por este tema, no quiero asustarlos....vamos que se puede muchachos!). Por un lado admito que me divierten las clases, me entretiene (en general) hacer la tarea y día a día se aprende un poquito más.
Estos últimos tiempos siento algo bastante particular. Es como si estos meses muchas cosas hubieran estado tapadas por una gran nube gris. Todo era más o menos inentendible. Todo más o menos imposible de pronunciar. Pero de repente el cielo se va aclarando por partes y ese cartel en la cuadra de tu casa, ese que veías todas las mañanas, toma sentido. "Claro, esto era un estudio de abogados!" o "estos venden publicidad". Y esas pequeñas victorias cotidianas valen mucho en una tierra tan extraña como esta. O las fugaces "mini conversaciones" con el panadero o tu profesor de danza (que dicho sea de paso, desde que articulé dos oraciones seguidas, ahora piensa que manejo el idioma y se rehusa a que pida traducción a alguna compañera).
El otro día escuchaba como Anthony, un amigo francés (y argentino por adopción), ordenaba una pizza por teléfono en húngaro con una soltura envidiable. Cosas como esa me dan fuerza para seguir aprendiendo. Aunque muchos extranjeros que pisan estas tierras jamás intentan tomar una clase de magyar, hay gente como él que insiste y lo logra. "Creo que el mejor consejo que puedo darte es que te tomes esto como un juego. Para mí es una especie de hobby", me dijo mientras esperabamos la grande de muzzarella. Creo que fue una de las mejores recomendaciones que me han dado en todo este tiempo. Y bueno, será que hay gente que colecciona estampillas, otra que arma avioncitos de madera balsa y otras (como yo y como Anthony) que intentan aprender uno de los idiomas más difíciles del mundo. :)

¿Aprendieron húngaro? ¿Cómo fue su experiencia?